El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad.
Los mercados nunca generan automáticamente confianza, cooperación o acción colectiva para el bien común. Todo lo contrario; la naturaleza de la competencia económica implica que el participante que rompe las leyes triunfa al menos a corto plazo- sobre sus competidores con más sensibilidad ética.