El violín, para mí, es un ser vivo puesto que tiene una voz, que depende no obstante del modo que Ud. Le hace cantar. El violín no puede ser tratado brutalmente. Da lo mejor de sí cuando no se fuerza su sonoridad, cuando no se le aplasta.
Es admirable el orden, en un mundo constantemente amenazado por el desorden, en un mundo donde las criaturas vivientes sólo pueden seguir viviendo si sacan ventajas de cualquier orden que exista a su alrededor y lo incorporan a su ser. En un mundo como el nuestro, todo ser vivo que logra la sensibilidad responde con un sentimiento armonioso siempre que encuentre un orden congruente.