La tragedia de la guerra moderna es que los hombres jóvenes mueren luchando entre sí en lugar de luchar contra los enemigos reales en sus capitales
Esta tragedia se ve agravada por la ironía de que esta generación de periodistas es la mejor preparada y la más cualificada de la historia de su profesión. Pero, con frecuencia, se les prohíbe hacer el trabajo para el que han sido preparados.