La democracia empieza con la premisa de que todos los seres son creados iguales.
No podrá emprenderse nunca un proceso de paz si no madura en los hombres una actitud de perdón sincero. Sin este perdón, las heridas continuarán sangrando, alimentando en las generaciones futuras un hastío sin fin, que es fuente de venganza y causa de nuevas ruinas. El perdón ofrecido y aceptado es premisa indispensable para caminar hacia una paz auténtica y estable.
No confundáis a Jesús, el maestro, con los pobres hombres que le siguen de lejos. No esperéis que su inconsecuencia pueda serviros eternamente de excusa.
La desigualdad no sólo es poco atractiva en sí misma; está claro que se corresponde con problemas sociales patológicos que no podemos abordar si no atendemos a su causa subyacente.
¿Por qué llorás, banquerito? venid, dime la verdad, ¿Será el Perú, será Cuba, la causa de tu penar, los amantes de tu esposa, tu precoz senilidad?
Afortunadamente la incongruencia del mundo es de índole cuantitativa. (consideraciones acerca del pecado)
Sus pezones eran pequeños y se veían delicadamente sonrosados en comparación con la amplia expansión de sus senos. Sus pezones eran muy finos. Eran una incongruencia más en el cuerpo de Vida.
A la ruda violencia de nuestros enemigos, responderemos con la fuerza compacta de nuestro ejército revolucionario insurreccional. A la incoherencia y la arbitrariedad, responderemos construyendo con justicia nuestra nueva vida, teniendo como base la responsabilidad de cada uno, verdadera garantía de la libertad y de la justicia social.
Una idea original se puede producir en cualquier ambiente, conserve o no la herencia de lo pasado, pero sólo será dominadora si encuentra ya el camino abierto para ella por una sucesión de ideas que le sirvan de antecedente