Todo hombre alimenta un secreto sueño, que no es la bondad ni el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y egoísmo.
Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos; vive a expensas del honor, de la fe y de la palabra dada.
Dios está excluido de toda ciencia. Para él no hay cabida ni en las matemáticas, ni en la física, la química, la biología, la bioquímica, ni en la economía, la sociología, la etnología. Pavlov creía en dios, pero, en su sistema de los reflejos condicionados, dios no estaba presente.
Formar parte de la sociedad es un fastidio, pero estar excluido de ella es una tragedia.