Cuando se es joven, es fácil sentirse molesto y protestar por muchas cosas, pero luego uno se da cuenta de que si uno logra controlarse causa menos problemas.
El fútbol necesita que el jugador tenga una alta autoestima, pero la autoestima lleva a la vanidad y la vanidad te hace egoísta. El entrenador debe aprender a controlar eso dentro de un grupo y encontrar un balance.
Cualquier estado forzado a dedicar muchas de sus energías en controlar física y psicológicamente a millones de sus propios súbditos, no podría sobrevivir indefinidamente.