La divinidad es, por tanto, absolutamente simple y veraz en palabras y en obras y ni cambia por sí ni engaña a los demás en vigilia ni en sueños con apariciones, palabras o envios de signos.
Los científicos tienen a menudo una fe ingenua en que solamente con descubrir suficientes elementos de juicio acerca de un problema, de alguna manera estos hechos se organizarán en una solución completa y veraz