La concepción materialista de la Historia parte de la preposición de que la producción de los medios para el sostenimiento de la vida humana, y, después de la producción, el cambio de las cosas producidas, constituyen la base de toda la estructura social
Si la Razón es Dios, si la Razón es la razón teológica, si es la razón de quienes ganaron en Trento, lo mejor es volverse loco cuanto antes. Sobre esta idea Cervantes escribe el Quijote, libro que expresa ante todo el triunfo de la razón antropológica sobre la razón teológica. Cervantes es a la literatura lo que Spinoza a la filosofía: un materialista y un ateo.