Y yo ciego de mí te acepto a ciegas del esplendor terrible de tu llama tan frágil y menuda entre mis brazos.
Entre nosotros y el cielo o el infierno no hay más que la vida, que es la cosa más frágil de todas
Todo cambia en este mundo, e inconstante es la vida humana, y sujeta a muchos errores.
El ocio hace siempre inconstante el espíritu