Hideyoshi, modesto, sutil y complejo; Ieyasu, sereno, paciente y calculador. Sus filosofías divergentes han sido recordadas durante largo tiempo por los japoneses en unos versos que conocen todos los escolares: ¿Qué hacer si el pájaro no canta? Nobunaga responde: ¡Mátalo! Hideyoshi responde: Haz que quiera cantar. Ieyasu responde: Espera.
En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad.
Es mejor ser admirado que amado, porque la admiración es más tolerante que el amor.
Siempre intenté caminar por un camino que nunca antes hubiera sido recorrido, tocar lo jamás tocado. Me marché del país del conformismo hacia el país del individualismo. Me marché de un país que condenaba al ostracismo a los inconformistas a uno más tolerante y más hipócrita. Dejé el Líbano y me fui a Estados Unidos.