Y hembra es el alma de la ausente. Y hembra es el alma mía.
El cristianismo le dio al erotismo su sabor de pecado y leyenda cuando dotó a la hembra humana de un alma
...el desprecio nace cuando al príncipe se le considera inestable, superficial, afeminado, pusilánime e indeciso...
Para el tímido y el pusilánime todo es imposible, porque así les parece.