Gota pequeña, mi dolor. La tiré al mar. Al hondo mar. Luego me dije: A tu sabor, ¡Ya puedes navegar! Más me perdió la poca fe...La poca fe de mi cantar. Entre onda y cielo naufragué. Y era un dolor inmenso el mar.
La santificación se forja, cuando Dios va quitando al alma todo y la deja como en un inmenso desierto.