Una pequeña inexactitud salva un mundo de explicación.
Todo lo que es difícil de alcanzar es atacado fácilmente por la generalidad de los hombres.
No hay que juzgar siempre de la generalidad de la opinión por el ruido de la aclamación.
Un trasiego de tópicos, de alegre trapicheo con palabras vacías de sentido, de chatarra retórica sin hueso argumental ha acabado por vetar los debates sobre los problemas de los ciudadanos, los de ahora y los que han de llegar. Esa vaguedad no guarda ninguna relación con la inevitable abstracción de los principios, de los ideales.
La ciencia debe siempre explicar la vaguedad y complejidad mediante ideas más claras y más sencillas.