En el mundo hay sólo dos maneras de triunfar: por la propia capacidad o por la ineptitud ajena.
Si el hombre no cumple debidamente sus necesidades materiales se encuentra en estado de ineptitud para las tareas del espíritu y para realizar los mandamientos del bien.
Cualquier rechazo es un rechazo transitorio o temporal si se actúa convenientemente. La reactividad congruente les modifica su visión de nosotros y como consecuencia, modifica su conducta.
Los equipos ganadores surgen de la diferenciación, de la recompensa de los más fuertes y el descarte de los más débiles, en una lucha constante por subir el listón.