Eduardo, como el resto de víctimas era uno de los nuestros, un trabajador de nuestra tierra, defensor de Euskadi, y ETA ha querido acabar con un agente cuyo único delito era velar por la seguridad de todos los vascos.
Cuando los hermosos ojos de una mujer se comienzan a velar con lágrimas, quien empieza a no ver claro es el hombre