Cada uno de nosotros sabe lo que es bueno para él. Sólo necesitamos detenernos el tiempo suficiente para hacer caso de nosotros mismos.
No hay que hacer caso a la COPE
Podemos observar que, pese al carácter dogmático y coercitivo de toda superstición, la convicción de los creyentes es, en todas las épocas, más fingida que real y apenas si alguna vez se aproxima, en cierta medida, a la s ́plida creencia y convicción que nos rige en los asuntos comunes de la vida.
Después de años de observar los procesos de la naturaleza, no puedo dudar de la existencia de una Inteligencia Suprema. La existencia de tal Dios, a mi ver, casi puede demostrarse con la química.