Basta mirar: se cubre de verdad la mirada. Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas. De cada aliento sale la ardiente bocanada de tantos corazones unidos por parejas
No me cabe en la cabeza que un hombre de verdad no sólo se resigne a gozar más que de esta vida, sino que renuncie a la otra, y hasta la rechace