Pero era en exceso prudente para revelar el motivo de sus recelos. Consideró que desenmascarar al impostor no sería cosa fácil, dado que la gente estaba tan predispuesta en su favor. Y como tenía muy pocos amigos, le parecía peligroso hacerse un enemigo tan poderoso.
Cuando eres joven, derrochas. Quieres mostrar de lo que eres capaz. Pero cuando te vas haciendo mayor, aprendes a dosificar, a darle a cada cosa lo que se necesita en ese momento.
Desengáñense. Los buscadores de popularidad no sabrán su oficio si no tienen el arte de mostrar la mano dulce ocultando la mano ruda.