Un objeto hermoso en sí mismo no sugestiona al artista, pues carece de imperfecciones.
Caminando por un estrecho túnel de la alhambra, se me entrego a mí el hermoso patio de aquel antiguo palacio, serene, callado y solitario; contenía exactamente lo que debe tener un jardín bien logrado, nada menos que el universo entero, jamás me ha abandonado tan memorable epifanía.
Sobre sus emociones: Supongo que me pongo triste, pero no por mucho rato. Me miro en el espejo y digo: 'vaya un cabrón tan guapo que estás hecho'. (NME, Noviembre 2006).
Se supone que las tres brujas buenas tienen que hacer tres regalos al niño, como belleza, sabiduría y felicidad. El dinero no lo es todo, si sale a su padre ya será guapo y la sabiduría la tendrá que aprender él solo.
Llorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor.
Aquí estoy, en consecuencia, sola, en tinieblas, sin un galán indómito que se aventure a rescatarme. Sola con mis reminiscencias, con mi pasado turbulento, con mi angustia loca, con mi cresta ya no tan voluptuosa y mi pechuguita tierna.
El hombre que pide a los dioses la muerte es un loco: no hay en la muerte nada tan bueno como la miseria de la vida.
Es simplemente imposible hablar sólo de la transferencia de tecnología. Uno debe hablar primero de transferencia de la ciencia y después de transferencia de tecnología... A menos que seas muy bueno en ciencia nunca será bueno en la tecnología
Era un agente secreto y todavía estaba vivo gracias a la minuciosa atención de su profesión a los detalles.
Al diseñar una vivienda se ha de prestar atención a los espacios necesarios para la vida diaria, como despensas, almacenes, cámaras frigoríficas. Lo más práctico es situar la despensa junto a la cocina.
A veces tenía la sensación de haberse pasado la mayor parte de la vida viajando sin llegar nunca a un sitio que importara. Pero bueno, aquella podía ser una descripción tan buena de la vida como cualquier otra. El único destino real era la muerte, y nuestra vida consistía en encontrar el camino más cómodo y agradable para llegar a ella.
Él me miró durante tanto tiempo y con tal fijeza, que me hizo experimentar deseos de abofetearle o de echarme a reír en sus propias narices. Comenzaba a sentirme a disgusto en aquel agradable círculo familiar. Tan ingrato ambiente neutralizaba el confortable calor que físicamente me rodeaba, y resolví no volver en mi vida.