Los regímenes democráticos se nutren en verdad del cambio constante. Son flexibles, inquietos y, por eso mismo, el hombre de esos regímenes debe tener mayor flexibilidad de conciencia.
La familia aporta más flexibilidad emocional y te permite llevarte bien con la vida de otra gente.
Los fanatismos que más debemos temer son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia
La libertad es por tanto un gran bien, la tolerancia una gran virtud y la uniformidad una gran desdicha.