Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.
El vino trueca la indiferencia en amor, el amor en celos y los celos en enajenación.
En la infancia son son tan naturales los extravíos como lo son el buen juicio y el acierto en la edad madura; y si se quitara al hombre la facultad con que comete sus primeros errores, se le privaría sin duda de la que produce después los grandes hechos.
Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia.
Donde quiera que veáis la moderación sin tristeza, la concordia sin esclavitud, la abundancia sin profusión, decid confiadamente; es un ser venturoso el que aquí manda.
La moderación de los grandes hombres sólo limita sus virtudes.
¿Quién en el arco iris puede trazar la línea donde termina el violeta y comienza el anaranjado? Vemos claramente la diferencia de colores, pero ¿Dónde, exactamente, se confunde el primero con el segundo? Lo mismo sucede con la salud mental y la locura.
El hombre no está hecho para ser un autómata y, se convierte en tal, la base de la salud mental queda destruida.