Cuando yo era chico, y vivía en un barrio, la gran novedad o logro era tener un auto, y cuanto más lujoso era el auto más reconocimiento para la familia que lo había obtenido. Pero había una distinción para nosotros, el reconocimiento a la familia era en función de qué había hecho para conseguir ese auto. Había familias que trabajan padres e hijos y se compraban un Seat. Y había familias que se ganaban la lotería y se compraban un Mercedes Benz. Y nosotros valorábamos al que trabajaba mucho y se había comprado el Seat. Le doy ese ejemplo porque a partir de ahí aprendí que no se evalúa lo conseguido sino lo merecido. Primero hay que ver si el medio está de acuerdo con que se evalúe lo merecido y no lo conseguido, la respuesta es no.
La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino
El de en medio de los Run DMC, se me ha aparecido en sueños, dice que mi estilo es fucking, que voy sobrado de ingenio, que siempre voy ebrio, que soy puro nervio, que soy preciso como un francotirador serbio, que escupo al ario, que tengo criterio, que soy la resistencia rebelde frente al imperio, que organice el asedio con micros y technics, que traje revolución como Immortal Technique.
Ni el presuntuoso ni el fatalista están formados. Malo es el optimismo no razonado del primero, y malo también el pesimismo sistemático del segundo. La alegría es necesaria siempre, pero el optimismo ha de ser razonado
Mi éxito es amable, discreto, ni presuntuoso ni avasallador
Igual que el mendigo que creé que el cine es un escaparate, igual que una flor resignada decora un despacho elegante
Cuando la riqueza aumente y se concentre en pocas manos, cuando el lujo se imponga en la sociedad, la virtud será considerada en mayor grado un simple y elegante apéndice de la riqueza, y la tendencia será alejarse de los valores republicanos.
Allí esta el fastuoso escenario de la vida para los que saben mirar un poco.
El hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores.