No solamente es inútil, sino loco, el no adaptarse serena y tranquilamente a lo irrevocable.
Pero alrededor de la casa nueva no había otras calles, ni nadie paseando tranquilamente ni caminando con prisa, y por supuesto, tampoco ninguna tienda ni puestos de fruta y verdura. Cuando cerraba los ojos, sólo notaba vacío y frío alrededor, como si se hallara en el lugar más solitario del planeta. Era como el fondo de la nada.
Nuestros enemigos habían copiado nuestros métodos y, como se perfeccionaron rápidamente en este tipo de guerra, nos convertimos paulatinamente en receptores del ataque y fuimos dejando de ser los agresores.
Su rostro desprendía algo como una sensación de sombría superioridad. A lo mejor era la expresión del sentimiento que queda cuando la autoestima de uno va siendo paulatinamente lastimada.