Idiota perdido aquel que no se reconozca en un odio insensato
El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
Si guardo dolorosos sentimientos de odio, no disfrutaré de paz interior ni encontraré alegría ni felicidad, estaré inquieto y seré incapaz de dormir.
Dios nos hizo para Él, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Él