He estado agradecido toda la vida a mi padre por haberme enseñado a realizar un trabajo físico desde la niñez. El aprendizaje de mi infancia me ha sido útil posteriormente más de una vez.
Escribo deprisa, pero pienso de manera concienzuda. Cada vez que hablo en público, me pregunto posteriormente si me he expresado con claridad.
Si le vas a quitar la vida a un hombre, tienes un deber para con él, y es mirarlo a los ojos y escuchar sus últimas palabras. Si no soportas eso, quizá es que ese hombre no debe morir. El gobernante que se esconde tras ejecutores a sueldo olvida pronto lo que es la muerte.
El comportamiento ético de un hombre debería basarse con eficacia en la compasión, en la educación, y en las relaciones sociales. Las bases religiosas no son necesarias. Sin duda, el hombre estaría en mal estado si tuviera que estar atado al temor del castigo y a la esperanza de la recompensa tras la muerte.