No hay por qué ser esclavos de esos fingidores, que hay tantos falsos devotos como falsos valientes, y así como no se ve qué, allí donde el honor los conduce, los verdaderos valientes sean los que más bullicio hacen, así los buenos y verdaderos devotos, merecedores de que se sigan sus huellas, no son los que tanto gesticulan.
Lo único que necesita el despotismo es el miedo. La virtud no le hace ninguna falta y el honor sería peligroso
Frívola con arte y graciosa cual una muñeca, sin sensibilidad, su existencia entera la consagraba a mantener el prestigio de estar de moda, deslumbrando por el gusto artístico y exótico de sus vestidos.
Me basta el sentido etimológico: 'ausencia de gobierno'. Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes. Eso es todo