Si la humanidad no renuncia inmediatamente y para siempre a su sueño vano, insensato y fatal de justicia, el mundo caerá en la barbarie.
¡Ay, con qué frescura, con qué solemnidad y belleza, nace cada nuevo día! Como si dijera al hombre insensato ¡Mira, tienes otra oportunidad! ¡Lucha por conseguir la gloria inmortal!.
Me gustaban sus caricias y su pelo, y sus horas que eran mías, y mis labios en su piel. Y el aroma de ese perfume indiscreto que acostumbraba en el cuello donde tanto le busqué.
Prefiero ser inoportuno e indiscreto antes que adulador y taimado.